El funcionario comentó que los resultados de laboratorio manejados hasta el momento indican que más del 50 % de las víctimas no consumieron etanol sino otro componente químico de alto grado de mortalidad.
Al menos 42 personas han fallecido y otras 7 permanecen ingresadas tras consumir alcohol adulterado desde la semana pasada en la República Dominicana, informó el ministerio de Salud Pública.
“Tenemos un número de 42 fallecidos y 3 fábricas clandestinas desmanteladas”, dijo a Efe el ministro de Salud dominicano, Rafael Sánchez Cárdenas, quien adelantó que este viernes ofrecerá más detalles en torno al caso.
El funcionario comentó que los resultados de laboratorio manejados hasta el momento indican que más del 50 % de las víctimas no consumieron etanol sino otro componente químico de alto grado de mortalidad.
“Hasta el momento tenemos siete intoxicados en condición hospitalaria y tenemos entendido que las autoridades han apresado a unas cinco personas relacionadas con la producción de ese alcohol clandestino”, precisó Sánchez Cárdenas.
Los primeros fallecimientos por el clerén se produjeron entre los pasados 6 y 7 de abril, cuando 6 personas murieron sucesivamente en el sector Brisa del Este de la ciudad de Santo Domingo Este tras ingerir esa bebida.
Después se produjeron otros casos en sectores humildes de la región metropolitana de Santo Domingo y también en otras ciudades, entre ellas Constanza, ubicada en la cordillera Central.
El martes pasado, el ministro reveló que el número de fallecidos a causa del consumo del clerén y de triculí, otra bebida de fabricación casera de amplia distribución clandestina en el país, había aumentado a 31 personas.
De acuerdo con Sánchez Cárdenas, las botellas de clerén y triculí adulteradas eran vendidas “en colmados y supermercados” de la capital y su región metropolitana.
Tanto las autoridades sanitarias como la Fiscalía han abierto investigaciones para determinar la naturaleza del producto y para identificar a los fabricantes.
El Gobierno, la Policía y la Fiscalía han instado a la población a limitar el consumo de alcohol durante el período de confinamiento decretado por la pandemia de coronavirus y, en especial, han pedido que se evite el consumo de bebidas ilegales.
El clerén y el triculí son destilados de caña muy baratos, elaborados de forma artesanal y clandestina, sin permiso de las autoridades sanitarias, que no las consideran aptas para el consumo humano.
Estas bebidas pueden ser contaminadas con metanol, un alcohol muy tóxico, cuando el fabricante destila maderas para usarlas como materia prima o como aromatizante o al añadirle solventes para abaratar el producto.
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