El día 18 de febrero de cada año se conmemora el Día Nacional del Estudiante en la Republica dominicana, un día que ha de ser recordado y celebrado por todo lo alto, pues los estudiantes son el presente y el futuro no solo de este país, sino de todo el mundo, porque donde no hay estudiantes no hay futuro.
Esta celebración se realiza en varios países del mundo aunque en fechas diferentes, pero en casi todos coincide con la llegada de la primavera.
Los que somos docentes de universidades y escuelas cada días usamos como palabras sinónimas de estudiante la palabra alumno, pues la verdad es que existen diferencias entre un estudiante y un alumno.
Etimológicamente “alumno procede del latín “alumnus” a su vez derivado del verbo “alere” en el sentido de la acción de quien se nutre de saber.
El estudiante, por su parte, es el que estudia, y procedente del latín “studium”, con el significado de quien realiza algo con afán y deseo.
El alumno es quien, con actitud pasiva recibe el alimento intelectual por parte del poseedor de dicho alimento y se va llenando de él.
Es usual escuchar el sobrenombre de “Comelibros” aplicada a un buen alumno, lo que estaría bien dicho, pero si se aplicara a un buen estudiante, habría que aclararse de qué modo los “come” ya que el estudiante es quien se compromete con el saber, lo interroga, lo desea, está motivado hacia el aprendizaje que lo complete pero poniendo mucho de sí mismo en el proceso, o sea que “traga” el contenido pero luego de un profundo proceso de “masticación”.
Como docentes podemos emplear uno u otro término indistintamente, pero en la práctica cotidiana, aunque los llamemos por costumbre “nuestros alumnos” tengamos en cuenta que necesitamos que se desarrollen como estudiantes, para triunfar en la vida. Que investiguen, exploren, sientan curiosidad, se arriesguen y encuentren que el conocimiento es un medio imprescindible para desarrollarse en plenitud y libertad.
Pues un estudiante puede mejorar su desempeño, si asume una actitud positiva ante su persona, si es capaz de reconocer sus cualidades y si se decide a emprender acciones para cambiar situaciones que propicie su actuación como estudiante o como persona.
Por:
Henry Valdez Montero, M.A,
El autor es docentes universitarios
Mercadólogo y economista
Comunicador y escritor
Cel. 809-490-0022
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