En 1995 sólo un 11,3 % de los escaños parlamentarios globales estaban ocupados por mujeres, el porcentaje actual es de más del doble (24,9 %)
Hace veinticinco años el movimiento feminista se propuso en la Conferencia Mundial de Pekín lograr que el 30 % de los legisladores en el planeta pudieran ser mujeres, una meta que está en proceso de ser lograda pero que ya no se considera suficiente, a ojos de la organización que aglutina a los parlamentos de todo el mundo.
En 1995 sólo un 11,3 % de los escaños parlamentarios globales estaban ocupados por mujeres, el porcentaje actual es de más del doble (24,9 %), pero la meta fijada en 1995 se ha quedado corta, destaca la Unión Interparlamentaria (UIP) en su informe anual, que este año ha querido repasar 25 años de avances desde Pekín.
“No es suficiente tener sólo uno de cada 4 escaños en los parlamentos, y no es democrático pretender que un parlamento es verdaderamente inclusivo si las mujeres no están representadas”, declaró a este respecto la mexicana Gabriela Cuevas, quien es segunda presidenta que ha tenido la UIP en sus 131 años de historia.
“Nuestro objetivo ahora debe ser conseguir la completa paridad en todos los países del mundo, y con tan pocos países en esa situación en el año 2020 (cuatro) nos queda mucho por andar”, según la keniana Susan Kihika, presidenta del foro de mujeres parlamentarias de la UIP.
Para el secretario general de la organización, Martin Chungong, “al ritmo actual podría costar un siglo lograr la igualdad de género en los parlamentos, cuando es algo que queremos ahora”.
En la conferencia de Pekín celebrada en septiembre de 1995 se firmó una de las primeras declaraciones globales para impulsar la igualdad y los derechos de la mujer, en la que se pidió entre otras cosas la “participación igualitaria de hombres y mujeres en todos los órganos políticos nacionales, regionales e internacionales”.
En aquel entonces, sólo 5 parlamentos del planeta superaban la meta del 30 %, todos en Europa (Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Europa), pero incluso en el caso sueco, entonces líder mundial en participación femenina, el porcentaje de parlamentarias no llegaba a la paridad, y era del 40,4 %.
En 25 años el proceso de incorporación de la mujer a la política se ha extendido por otras regiones y “actualmente quien lidera el proceso son las Américas, con un 31 % de mujeres en sus parlamentos”, según indicó Chungong.
De hecho, de los tres únicos países del mundo donde las mujeres tienen mayor cuota que los hombres en los parlamentos nacionales, dos son latinoamericanos: Cuba (53,2 %) y Bolivia (53,1 %), aunque el líder mundial es Ruanda (61,3 %).
Entre los veinte países con tasas más altas también destacan otros países latinoamericanos como México (48,2 %), Nicaragua (47,3 %), Costa Rica (45,6 %), España (44 %) y Argentina (40,9 %).
Incluso en los países del Magreb y Oriente Medio, como una de las consecuencias de la Primavera Árabe, ha habido una progresiva incorporación de mujeres en los parlamentos, y Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, tiene una cuota del 50 % tanto de mujeres como de hombres en su legislativo.
En el otro lado de la balanza, Chungong recordó que sólo hay tres países en el mundo donde sus parlamentos no tienen ninguna mujer, los tres en Oceanía (Papúa Nueva Guinea, Vanuatu y Micronesia), cuya situación tachó de “inaceptable”.
El secretario general de la UIP afirmó que uno de los factores para la mayor presencia de mujeres en los parlamentos ha sido obviamente el establecimiento de cuotas obligatorias que en su opinión “siguen siendo necesarias para lograr la igualdad de género”.
17 de los 20 países con tasas más altas de la mujer en política tienen sistemas de cuotas.
Por otra parte, Chungong subrayó que algunos sistemas electorales parecen beneficiar más a esta búsqueda de igualdad, y en este sentido analizó que los proporcionales (en los que se reparte una circunscripción entre distintos candidatos votados) suelen favorecer más a la mujer que los de un ganador único por circunscripción.
Añadió que el movimiento #MeToo también ha servido para impulsar la llegada de la mujer a la participación, “dado que entre los factores que inhiben su participación destacan el sexismo y el acoso sexual”.
La UIP advierte en su informe que en los últimos años se percibe cierto freno en el progreso: el porcentaje de parlamentarias en el mundo sólo creció 0,9 puntos porcentuales en 2018, y 0,6 puntos en 2019.
El estudio destaca en este sentido que España, junto a Madagascar y Túnez, fue uno de los países donde el porcentaje de mujeres parlamentarias descendió el pasado año.
“Parece que hay ciertas fuerzas que intentan hacernos retroceder, y es importante hacerles frente, seguir esforzándonos más para impulsar la representatividad de las mujeres”, concluyó Chungong.
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